Como un rió entre los montes, como una semilla dando vida, como Paco caminando hacia los horizontes, como una planta abrazando su tierra, como dos imanes haciendo conexión , como un búho entre luciérnagas , como el viento abrazando al tiempo, como las montañas contemplando al universo, como las raíces tocando el centro de la tierra, así quiero ser por dentro con mi cuerpo.
Quiero empezar de nuevo,
¡Venga una vez más!,
D e n u e v o y más lento.
Casi anotando los pasos.
Quiero colocar el presente en todo mi cuerpo, quiero mirarme desde afuera y entender lo que pasa ahí adentro. Quiero entender el “por aquí, por aquí” que me diga mi cuerpo.
Se acerca una nueva etapa y no tendré piedad. Decidida a ir tocando mis fibras, haciendo preguntas, muchas, hasta que se abran esas puertas. Decidida a sacudirme, 25 años y siento que no lo he hecho bien.
No conozco la causa y efecto de mis movimientos.
Sigo sin conocer que es lo que me enchina el alma y me estremece la memoria. Hace unos días tuve dos encuentros con lo desconocido. Fui a un temazcal Dineh, en un encuentro hermoso con los 4 elementos y personas increíbles que acompañaron mi fe por la naturaleza.
Me sentía volando tan alto y con la angustia de no saber cómo caer.
Durante la ceremonia con el agua y el fuego, mi mente no se calló nunca, no lo logre. Tenía muchas dudas, seguía pensando, seguían las dudas, seguía pensando. Y esa fue la primera pregunta.
Karla, ¿Por qué piensas tanto? La segunda, ¿Qué siente mi piel cuando está rodeada de agua y fuego? La tercera, ¿Qué hago aquí?, la cuarta, ¿Qué es todo esto que quiere salir y no tiene ni idea de por dónde empezar a brotar?, la quinta, ¿Por qué estoy tan harta de mí? La sexta, ¿Qué estoy haciendo conmigo?
Y así... la ceremonia paso, la noche paso, el momento paso y yo no paraba de apagar la mente y dejar las dudas para otro momento. Ahí. Lo entendí todo. No tengo idea de lo que hago conmigo.
Hago muchas cosas, pero no tengo esta atención consciente en el presente, todo es para luego. ¿Y para hoy? ¿Y para aquí? ¿Qué hay?
Dos días después, la primer visita con mi kinesióloga, si, la rodilla empezó hablar desde hace meses y yo dando vueltas pensando que mi cuerpo exageraba… y ahí estoy, haciendo el ridículo de nuevo. No conozco mi cuerpo.
No, no conozco como camino, como me paro, como me duermo, como vivo. Cada pregunta de mi kinesióloga me rechinaba, todo me parecía nuevo como si jamás hubiera sentido mi cuerpo. Repito 25 años sin saberlo.
Al finalizar, en voz baja me dije, “estoy harta de mi”.
Y actué, hable seriamente conmigo. Y me prometí que a partir de hoy, seré mejor conmigo misma.
Prometí escucharme y ser más consciente desde mi centro, voy aprovechar cada oportunidad que tenga para ser mejor. Para vivir en el segundo que respiro y r e s p i r a r bonito.
Quiero ser naturaleza conmigo, quiero compartirme mejor con los que me rodean, quiero que paco cada día también note mis cambios y pueda sentirme. Quiero sentirme mejor y sentir que mi cuerpo me acompaña en el camino, ahora si, ser uno.
Es por esta maravillosa razón por la cual estos últimos días he compartido con todos ustedes, el tremendo cambio que se viene, desde lo más bonito de mí, me lo prometo.
Alas & Patas, Karla y Paco siguen en su ruta de inspiración.
Y QUEREMOS QUE SIGAN AQUÍ, POR FAVOR, AGÁRRENSE FUERTE Y VAMOS A VOLAR BONITO.