Día 1-Polvo de estrellas

Está mañana estalle. Como si una lluvia de mar hubiese estado esperando que abriera la ventana.

Me dije a mi misma: sin ahogarse. De poco suéltalo todo.

Y ahí estaba, dejando que cada lágrima acariciara a su paso. Hidratando, sanando, floreciendo o no. O simplemente dándole espacio y tiempo a cada lágrima.

Está mañana me prepare el té como cualquier día. Prendí el televisor y comencé a mirar un documental que habla sobre la tierra y todo lo que somos como humanidad. Capítulo 6 "la muerte"

Lo sabía, iba a llorar, estaba a punto de llorar. Llore.

¿Por qué? Por esa gran importancia de que no quiero que pase y maldita sea es lo único que tenemos seguro todos aquellos que estamos vivos. Y no. Aunque sé que pasará y que estoy de paso, me niego, no lo acepto, bueno si, pero al mismo tiempo no.

No quiero que las personas más maravillosas de mi vida dejen de existir. (De la forma en la que conozco la existencia)

Pensaba en mi padre, pensaba en mi madre y en estas personas que se encargan de hacer vibrar mi vida cada día.

Mis lagrimabas brotaban. Por todo.

Por la vida, por el tiempo que siento que perdí/por el que no fui consciente/ por lo que fui/ por lo que no viví/ por no arriesgar/ por no ser/ por no estar/ por equivocarme/ por estúpida/ por lo que no pasó/ por lo que si pasó/ les dije, por todo.

Me ahoga pensar en el futuro, me rompe en dos pensar en qué tal vez no lo habrá, me acelera el ahora, me transformo en pensar que debo vivir al máximo, algunas veces no me siento yo por vivir tan de prisa, otras me siento orgullosa.

Otra constante lucha de la cual algunas veces me siento harta.

Días como hoy me aterran, porque no sé cómo vivir, no sé cómo darle vida a mi vida. Porque si voy de paso/ de prisa/con calma/ sin sentido/ porque siento que no sé nada, incluso no sé cómo vivir mi propia vida y decir al final de mi vida, "viví bien o no lo hice, o lo jodí todo o todo lo contrario."