Después de dos años, volví. Volví a recorrer las calles de una ciudad que siempre es el destino ante un cambio grande en mi vida.
Volví a Ciudad de México, cuna del caos y los reencuentros.
Esta vez, paco se quedó en casa. Algunos días también nos hace falta extrañarnos.
Paco eligió quedarse en camita reposando la vida y yo elegí sacudirme, empaparme, desenvolverme, despertar, en otras palabras.
Tenía días que no podía estar en casa, tenían días ya con los pies fuera de ella, estoy pasando por una etapa de mucho aprendizaje en mi vida, tuve ya muchos días de inquietud, preguntándome los famosos y tan conocidos ¿para qué y por qué? Pase días muy difíciles de saborear y digerir.
Una constante incertidumbre, recordando mucho los días anteriores, estancándome, hiriéndome con constantes preguntas que jamás he podido resolver, dándole la vuelta a lo que nunca tuvo una dirección, al perecer cada mañana quería darle bienvenida a mis miedos, decirles “hola de nuevo”, dejarlos entrar y de nuevo perder por un rato la batalla. Días así, de los cuales agradeces porque te hacen sentir vivo otra vez. Pero, deseas con el alma que no vuelvan más.
Cumplí 24. Sume otro año, quien me conoce sabe lo especial pero tan difícil que es para mí cumplir años. No me gusta, en lo absoluto. Ante esa situación, esta vez hui. Y mi madre me acompaño.
Juntas en Ciudad de México, después de tanto tiempo. Ella desde que era pequeña y yo, desde hace 2 años.
Una sacudida a nuestra realidad.
Mama cada día tiene más lento su paso, quizá sea la última vez que pueda subir en metro. Quizá uno de los últimos viajes que hacemos juntas. Aceptación.
Aceptar que el tiempo y la vida pasan, aunque la abraces muy fuerte, aunque no quieras soltar, todo pasa.
Los primeros días y ya con esta tremenda sacudida.
Los matices en estos días, fueron fuertes. Ver a mi país tan dividido, tan pobre en muchos aspectos, cada día hace falta más amor en el mundo. Me dolió ver tanta desigualdad, tanta desinformación, tanta indiferencia. Tenía mucho tiempo sin observar a mi país de esta manera.
La falta de justicia, cada día cobra más vidas en toda la extensión de la palabra, en todo los aspectos.
Los animales, los niños, el planeta entero, todo está en decadencia. Ciudad de México siempre es para mí una prueba, un choque muy profundo a la realidad.
Me toco abrazar muchos recuerdos y mirar con orgullo mi inquietante presente.
Me toco exprimir nuevamente las calles de esta maravillosa ciudad.
Dejarme acariciar por tanta historia y cultura. Aprender algo nuevo sobre lo que paso para que el día de hoy yo esté aquí, contándoles tonterías.
Estos días fueron intensos. Me llenaron de lágrimas y recuerdos, mucho movimiento por dentro, muchas sensaciones, muchos momentos en silencio(conmigo) me cuesta entenderme, sigo descifrando mi lenguaje, lo que se dice allá adentro. Creo que es momento de ver más hacia adentro.
Tuve que decir adiós a muchas preguntas, enfrentarme con cada una de ellas, cuestionarme el porqué de esas dudas, sentirme, averiguarme. Porque está claro… No me conozco aún…
¿Les ha pasado que cada órgano de su ser, se pone en su contra? Y de pronto se sienten vacíos, incomodos, sencillamente no pueden comprender lo que se dice allá adentro. Me falta comprender mi lenguaje, necesito mirar más hacia el centro, la base, el principio en espiral hacia el fondo.
Tengo mucho que meditar y coordinar allá adentro. Pequeñas conexiones. Pequeñas fallas de energía que debo regar, abrazar, para poder seguir dando luz y compartirla. Vienen cambios. Muchos puntos finales. Muchos no, muchos si, muchos ¿Y por qué no?.